Dejemos de referirnos a “industrias” en la explotación animal

Dejemos de referirnos a industrias en la explotación animal

Preguntas frecuentes veganas





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Dejemos de referirnos a “industrias” en la explotación animal

Tiempo de lectura:
2 mins
Fecha:
diciembre 11, 2024

“¿Sería admisible esclavizar humanos en el campo como se hizo en el siglo XIX en las plantaciones de algodón de Estados Unidos, en lugar de hacerlo de forma industrializada como se hizo en los periodos de guerra en Europa?”

Es muy común que las personas crean que lo que pedimos los veganos es que los animales sean tratados de una forma diferente para realizar la misma explotación a la que los hemos sometido durante milenios. Por esto mismo, suele asumirse que si se tratara de formas de explotación animal que no se hacen de manera industrial, entonces es admisible que usemos a los animales. Sin embargo, esto no es para nada cercano a lo que busca el veganismo, pues por más que cambien las condiciones en las que se da una forma determinada de explotación, la injusticia continua.

La explotación animal ha existido desde mucho antes de la llegada de la industrialización al mundo. Por ejemplo, en las antiguas civilizaciones mesopotámicas, los animales eran usados para labores agrícolas, como el arado de los campos. En Egipto, eran utilizados para transporte y construcción, como en el caso de los bueyes y los camellos. Incluso en comunidades nómadas, la caza y domesticación de animales formaban parte esencial de su subsistencia, demostrando que esta práctica precede a cualquier modelo económico moderno, como el capitalismo o el comunismo.

Tanto en sociedades capitalistas, como en modelos socialistas, e incluso feudales o modelos de intercambio de recursos, ha existido la explotación animal, pues esta no depende del modelo que lleve una sociedad, sino de la manera en la que esta sociedad ve a los demás animales.

Sea en el campo, en el patio de una casa o en una gran industria, los animales son vistos como propiedades o recursos que los seres humanos podemos usar a nuestro antojo, y cuyas vidas están simplemente sometidas a la voluntad de quienes afirman ser sus “dueños”, o cuando estos dejan de considerar “rentable” tenerlos vivos.

El problema de la explotación no radica en los métodos que usamos para explotarlos, que obviamente pueden ser más o menos crueles, más o menos tecnificados, o implicar más o menos sufrimiento a los animales. El problema esta en considerar que tenemos algún derecho para usar a los animales y disponer de sus vidas como si fueran objetos. La crueldad o el sufrimiento que esto implique es un agravante de la misma explotación, pero no la raíz de esta.

Preguntémonos: ¿Sería admisible esclavizar humanos en el campo como se hizo en el siglo XIX en las plantaciones de algodón de Estados Unidos, de hacerlo de forma industrializada como se hizo en los periodos de guerra en Europa? Seguro que no, ambas alternativas son igualmente injustas, pues el problema radica en la esclavitud, no en dónde o cómo se ejerza esta.

Para los demás animales no es diferente, ellos como cualquiera de nosotros merecen ser respetados, y ese respeto no se otorga con mejores condiciones en su esclavitud, sino con la abolición de esta.


Citas, referencias y recomendaciones:
  1. Postgate, J. N. (1992). Early Mesopotamia: Society and Economy at the Dawn of History. Routledge.
  2. Shaw, I. (2000). The Oxford History of Ancient Egypt. Oxford University Press.
  3. Clutton-Brock, J. (1999). A Natural History of Domesticated Mammals. Cambridge University Press.
  4. Baptist, E. E. (2014). The Half Has Never Been Told: Slavery and the Making of American Capitalism. Basic Books.
  5. Mazower, M. (2008). Hitler’s Empire: How the Nazis Ruled Europe. Penguin Books.

Sobre el autor:
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Activista Vegano de Colombia y vegano desde 2017. Autor del la página web La Guía Veg.

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Activista Vegano de Colombia y vegano desde 2017. Autor del la página web La Guía Veg.


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