Seguramente nunca diríamos algo cómo “prueba respetar a los niños en enero” o “súmate a los lunes sin golpear a tu pareja”
Hoy en día, grandes organizaciones animalistas organizan campañas como el “Lunes sin carne” o “Enero vegano”, y aunque no podríamos negar que pueden haber buenas intenciones detrás de esto, son campañas que en lugar de dar un mensaje de respeto hacia todos los demás animales, dan una idea contraria, de que hay unas formas de explotación más o menos admisibles que otras, y que con dejar de apoyar unas de estas formas de explotación ocasionalmente, es suficiente para los animales.
Al dar una falsa idea de que unas formas de explotación animal son más admisible que otras, se desconoce y se deja de cuestionar la raíz del problema que es el uso de los demás animales, y no las diferentes maneras en las que los explotamos a ellos.
A parte de esto, se da la idea de que el respeto a los demás animales no es un imperativo ético, sino una elección trivial como escoger el color de una camisa o a donde ir a comer los viernes. Seguramente nunca diríamos algo cómo “prueba respetar a los niños en enero” o “súmate a los lunes sin golpear a tu pareja”. ¿Cuál sería el mensaje para el resto de días de la semana o el resto de meses del año? ¿Acaso las víctimas considerarían justo un mensaje ambiguo y cómodo para los victimarios? Seguro que no.
Muchas veces cuando se consideran estas campañas, se contempla únicamente su aparente efectividad de masificar el mensaje, pero no lo ético y coherentes que este mensaje sea. Y claro que serán campañas más efectivas en masificarse, pues en realidad no cuestionan nuestra manera de ver a los animales, que lógicamente va a ser incómodo para cualquiera que no sea vegano, sino que plantean prácticas como una degustación únicamente, sin un compromiso ético inherente y que al ser más cómodas de escuchar suelen ganar mas adeptos y difusión.
Con estas campañas se da una falsa idea de avance sin cuestionar realmente lo que estamos haciendo con los demás animales, sin plantearnos que ellos merecen ser respetados todos los días, de la misma manera que exigiríamos respeto cada día por cualquier ser humano, sin importar su etnia, identidad o ideología.
Probablemente estas campañas se realizan por miedo a que las personas que no son veganas sean menos abiertas al mensaje, pero lo que esto termina generando es un mensaje incoherente y totalmente diferente al respeto que merecen los animales. Un mensaje que en lugar de pedir respeto por ellos, lo trivializa. E incluso un mensaje que lógicamente las personas notan como tímido, en lugar de contundente y que sin miedo debería ser lo mínimo que promoviéramos por cualquiera en sus lugares.
Recordemos, no todo suma, no todas las campañas o activismo por el respeto de los demás animales son efectivas o coherentes con el mensaje fundamental del veganismo. Este tipo de críticas no se hacen para demeritar el trabajo de otros activistas, sino para que demos un mensaje correcto por los animales, ya que la desinformación es abundante y el respeto hacia ellos debe ser para siempre.
